Ladro
con los aullidos de mi sombra
esa que
camina descalzo entre la muchedumbre
sollozando
cuadros de intensos colores
mi hígado
se desvanece sobre los cuerpo que alguna vez mutilé
sin
piedad alguna me reí de ellos, de sus caderas deformes
de su
mal placer hacia el sexo, de colores oscuros
y de
olores agrios entre los sabores que deja el alcohol
aureolas
que adosaba a mi lengua sedienta de sed
desnude
mi alma ante ellas haciéndoles creer que yo lo era todo
un dios
del bosque perdido, el redentor de sus vidas pasadas
un buda
en su máxima iluminación
me reí y
me rio,
no
quiero piedad de mentes piadosas que llaman a la redención
solo mis
pies ahora caminan como un perro entre la hierba
esa que
acaricia mi lomo de cuando en vez
y por
sobre la espesura siento como mi piel comienza a caerse
me rio
de mi, ahora es mi turno, sollozo entre carcajadas
que van
iluminando a través de mi bella canción
que
exige a gritos una canción un poema un son desesperado
vuelvo a
nacer
entre
sabanas de mujeres ajenas, con sus cabellos abrazados a mi hiel
con
olores ajenos, reconstruyo mi deplorable cuerpo
con
piernas deformes, sexos perdidos, brazos sangrantes, labios torcidos
ojos
dispares, senos grandes y pequeños, que me erotizan cada cierto momento
soy la
bestia que quise ser, y mi sombra fiel compañera que me llora
me viste
de su soledad de tanto en tanto, bajo el cielo abrazador que amanece
sobre
esta cuidad perdida en el olvido de historias pasadas.
te dejo
mi alma, un pequeño hielo derritiéndose al sol
yo me
quedo con tu llanto, con tus ojos y un seno que erotiza mi próxima caminata