4 ago 2016

El ángel



Ladro con los aullidos de mi sombra
esa que camina descalzo entre la muchedumbre
sollozando cuadros de intensos colores
mi hígado se desvanece sobre los cuerpo que alguna vez mutilé
sin piedad alguna me reí de ellos, de sus caderas deformes
de su mal placer hacia el sexo, de colores oscuros
y de olores agrios entre los sabores que deja el alcohol
aureolas que adosaba a mi lengua sedienta de sed
desnude mi alma ante ellas haciéndoles creer que yo lo era todo
un dios del bosque perdido, el redentor de sus vidas pasadas
un buda en su máxima iluminación
me reí y me rio,
no quiero piedad de mentes piadosas que llaman a la redención
solo mis pies ahora caminan como un perro entre la hierba
esa que acaricia mi lomo de cuando en vez
y por sobre la espesura siento como mi piel comienza a caerse
me rio de mi, ahora es mi turno, sollozo entre carcajadas
que van iluminando a través de mi bella canción
que exige a gritos una canción un poema un son desesperado
vuelvo a nacer
entre sabanas de mujeres ajenas, con sus cabellos abrazados a mi hiel
con olores ajenos, reconstruyo mi deplorable cuerpo
con piernas deformes, sexos perdidos, brazos sangrantes, labios torcidos
ojos dispares, senos grandes y pequeños, que me erotizan cada cierto momento
soy la bestia que quise ser, y mi sombra fiel compañera que me llora
me viste de su soledad de tanto en tanto, bajo el cielo abrazador que amanece
sobre esta cuidad perdida en el olvido de historias pasadas.
te dejo mi alma, un pequeño hielo derritiéndose al sol
yo me quedo con tu llanto, con tus ojos y un seno que erotiza mi próxima caminata

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