Pesos muertos, viajes oscuros
alcohol purificando mi sangre,
pastillas encadendas
a mi tosco y débil cuerpo.
Sonetos de muerte
canta mi voz,
como epitafios malditos
en las tumbas de mi ser.
Bailo con la muerte
acaramelado y dúctil,
rozando su preciado mundo
me acerco y lo disfruto,
El despertar es horroroso, ajeno y vacío,
mi cuerpo lisérgico desepera
y quiere ir por más,
como quien desea a su amada
desfallezco en las espinas de las rosas
como un suave colchón de amanecer
tierno y elegante, desnudo y colmado,
sin éxtasis y atolondrado.
26 oct 2010
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