Un ángel del demonio

Entre las sombras aparece tu rostro, desfigurado e inquieto,
llamándome a seguirte hacia la eterna oscuridad,
yo lo veo, y a veces me asombro queriendo seguirlo,
me hablas de amor y de la vida eterna que nos depara,
pareces un majestuoso ángel de alas blancas
que envuelve los más ganosos deseos.
Lentamente voy cayendo, enceguecido y atolondrado,
pero paulatinamente vuelvo a ver ese rostro desfigurado e inquieto
y me alejo corriendo asustado por el conjuro.
Tú, demonio arrancando de las más profundas tinieblas
no dejas que yo camine libre con mis pasos
y me enjaulas en una sarta de mentiras obstinadas
para hacerme caer y rendirme con falsas promesas.
Quizás alguna vez fuiste un ángel de los más bellos
y hermosos que pisaron estos reconditos lares,
volando y repartiendo amor, pero tu codicia te llevó
a destruir todo lo que forjaste con tus alas y te hundiste
en la más profunda miseria, odiando y mintiendo,
cosechando el pánico en corazones puros y sencillos
que creyeron en tí y terminaron sollozando sus miserias.
Aléjate de mi y de mis seres y vuelve de donde saliste,
no corrompas con tu poder a quienes aman la vida y quieren seguir
en ella. Tú y tus secuaces se secarán, como lo estoy haciendo yo
por renegar de ti y ganarme tu odio, pero aún sigo vivo.