Ahi estabamos los dos

Ahí estabamos los dos frente a frente, sin hacer ni una mueca, yo por dentro temblaba hasta los huesos, lo único que quería era escapar, salir corriendo, esconderme en lo más recondito de mis pensamientos, y ahogarme en llanto, la tensión me estaba consumiendo los nervios, no podía sostenerme en pie, lo único que me mantenía ahi era el miedo y el orgullo, intenté varias veces hacer movimientos rápidos para evadir su mirada y sus movimientos, pero mi cuerpo no respondía a ningún estimulo motor que yo mandaba desde mi cerebro. Fijé mi mirada en sus ojos, ojos cafes profundo llenos de ira, como si yo hubiera sido el culplabe de sus desgracias, y sus desfortunios en su vida, sentí en su mirada un eco de despedida, antes de haber podido conciliar su odio, me disparó directo a la frente. Lo último que vi fue su cuerpo dando la vuelta y escondiendo el arma, tuve ganas de decirle: pensé que éramos amigos. Pero ya era tarde, el se había ido quizá con que rumbo mientras yo me desangraba a causa del disparo.