Descansa en tus hombros el peso de tu historia,
Tus lágrimas bañan tus níveas mejillas.
Tu cuerpo tiembla como si el frio
inunda tu cuerpo entero.
Las palabras no te hablan y tu mirada extraviada
busca otra mirada de
comprensión.
Verás
que tus hombros levantarán el peso ayudado
de tus alas blancas.
Tus lágrimas serán de júbilo
al ver que tus
mejillas esbozan una honesta sonrisa.
Tu cuerpo temblará pero de emoción por el
abrazo deseado.
Las palabras fluirán, no de tu boca ni de tus
pensamientos,
sino de tu alma.
Y tu mirada encontrará esa respuesta en un
paisaje que te propusiste mirar,
desinteresado, humilde y espontaneo, más allá
de los rostros que te observan.
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