La brisa
del puerto acaricia nuestras caras
mientras
caminamos entre los cerros
llenos
de colores en casas de latón
por
recovecos desconocidos
y me asomo
como niño a un balcón
mientras me cuentas historias de tu puerto
subimos
por ascensores
que nos
regalan postales nuestras
como una
pintura hecha a la medida
y
contemplamos el mundo
como si
estuviera a nuestros pies
Me
asombro con cada calle
cada
color, cada historia
cada
mural pintado entre pasajes
y me
sonríes tierna
y me
tomas la mano
aferrándome
ese momento
como recuerdo
eterno
a esta
ciudad y a tu nombre
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